La Solución

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Cómo llegamos de la anticoncepción por razones “serias” al aborto (aún al aborto por parto parcial/infanticidio) por cualquiera y toda razón, y cómo recobrar la cordura

Cómo llegamos aquí

En agosto de 1930, la asamblea de obispos de la Iglesia Anglicana rompió con 1900 años de enseñanza unánime cristiana y anunció que a una pareja que “claramente pensaba que tenía la obligación moral de limitar o evitar su paternidad…decidido a base de principios cristianos,” se le permitía evitar la paternidad por medio de métodos otros que la abstinencia. En pocos años todas las denominaciones cristianas principales, excepto la Iglesia Católica, habían adoptado una posición similar. El principio de gozar del placer sexual sin adquirir obligaciones de familia fue proclamado cláramente y la revolución sexual se desató.


La verdad es que el deseo de obtener placer sexual sin obligaciones ha estado con nosotros durante la historia escrita y ciertamente se remonta a épocas aún anteriores. El libro de John T. Noonan llamado Contraception describe los crudos métodos de barrera y químicos que se han usado para frustrar la concepción y/o causar el aborto. La tecnología anticonceptiva y su aceptación social en especial, sin embargo, alcanzó altos históricos a principios del siglo XX.


En este mismo período, Margaret Sanger fundó la American Birth Control League y empezó a circular información anticonceptiva en Nueva York. La organización creció hasta convertirse en la Planned Parenthood Federation of America — que es ahora el proveedor de anticonceptivos y aborto más grande del mundo.


Los condones se le hicieron disponibles a los soldados en ambas Guerras Mundiales. Su uso se propuso con gran insistencia como protección contra enfermedades venéreas que infectaban a las prostitutas extranjeras. La experiencia de la guerra fue la base para que los soldados que regresaban demandaran el uso de los condones con sus esposas y amantes. La alta demanda por anticonceptivos, y la falta de respeto a las leyes que prohibían su transporte interestatal, causaron que estas leyes fueran desafiadas en las cortes, culminado con la decision Griswold v Connecticut (1965) de la Corte Suprema, que las nulificó. En esta ocasión la Corte dió como razón a un nuevo derecho constitucional a la “privacidad.”


Al aumentar el uso de los anticonceptivos durante el siglo XX, las tasas de divorcio y los partos de mujeres solteras también aumentaron. El legado de Margaret Sanger se continuó en las muchas organizaciones que promovieron a Planned Parenthood, el feminismo radical, y el mito de la sobrepoblación. Aunque el aborto era ilegal en todos los estados, el aborto se cometía discretamente por médicos de buena reputación, personal médico no licenciado y por mujeres mismas, usando instrumentos crudos, no esterilizados, pociones químicas, o trauma abdominal.


La invención de la Píldora Anticonceptiva Oral (la Píldora) en los años cincuenta y su amplia distribución en los años sesenta cambio la cultura americana prácticamente de la noche a la mañana. El tamaño promedio de la familia fue reducido marcadamente, las madres tomaron trabajos fuera del hogar, la guardaría infantil se convirtió en industria de crecimiento, y la moralidad disminuyó. La promesa de la Píldora de facilitar el sexo sin bebés contribuyó al aumento de la actividad sexual. El éxito de la Píldora en prevenir el embarazo no sólo le permitió a los esposos el cerrarse a nuevas vidas, sino que también acomodó a aquéllos que fueron tentados por actividades extra y pre-matrimoniales. Parejas comprometidas, estudiantes universitarios y adolescentes – vulnerables a estas tentaciones – consideraron a la Píldora como infalible. La anticoncepción redujo en gran medida el temor de que el comportamiento inmoral fuera expuesto.


La disponibilidad fácil de la Píldora aumentó el interés en toda clase de actividad sexual, como se puede observar por el contenido de la música, películas, televisión y promociones comerciales. Fue fácil imaginarse que todo el mundo estaba “disfrutando del sexo” sin preocuparse de concebir bebés.


El aumento de la actividad sexual, las imperfecciones inherentes en los anticonceptivos, y la noción vaga de que el sexo ya no resultaba en bebés, resultaron en un gran número de embarazos muy reales – bebés que fueron inesperados y no queridos, y una vergüenza. Para esos padres que no querían ser padres, el aborto pareció ser la única solución.


Los abortos se cometían a pesar de las leyes que los prohibían. Era difícil de seguirle juicio al aborto – ¿quién lo deseaba? Era mucho más fácil cambiar la ley que enforzarla. Algunos estados como Hawaii y Nueva York legalizaron el aborto. La presión aumentó a nivel nacional para revocar las leyes contra el aborto. Un caso fue tramado que encontró su camino a la Corte Suprema, y la decisión Roe v Wade legalizó el aborto a nivel nacional el 22 de enero de 1973. Esta decisión se basó en la misma idea de la “privacidad” que se usó para legalizar la disponibilidad de los anticonceptivos en Griswold v Connecticut ocho años atrás.


El 29 de junio de 1992, en el caso Planned Parenthood v Casey, la Corte Suprema puso en claro que el predominio de la anticoncepción en la sociedad hace al aborto necesario. Al explicar su decisión en proteger el derecho al aborto sin restricción alguna durante el embarazo, la corte declaró:

…durante dos décadas de cambios económicos y sociales, las personas han organizado sus relaciones íntimas y tomado decisiones que definen el concepto de si mismas y su posición en la sociedad, confiando en la disponibilidad del aborto en caso de que la anticoncepción falle. (énfasis añadido)

Las consecuencias del aumento de la “libertad” en materias sexuales es obvio, empezando con el enorme aumento en las enfermedades sexuales y la deterioración progresiva del matrimonio tradicional. Las familias encabezadas por solo un adulto se convirtieron en la clase de pobres que crece más rápido, y los hijos en estas familias a menudo sufren problemas de salud (sin seguro médico), poco éxito académico, y altas tasas de crimen. Las familias aún intactas y financieramente capaces se escaparon a los suburbios, dejando a los pobres a valerse por si mismos en los centros urbanos. El control natal condujo a familias disfuncionales, lo que resultó en comunidades disfuncionales.


La organización Planned Parenthood (y otras como ella) encontraron a los centros urbanos ser localidades atractivas para establecer clínicas para el aborto que eliminarían a aquellos que fueran una carga e indeseables – aquellos quienes fueran un desgaste económico para el gobierno y las agencias de caridad. Entre 1973 y 2003 se han reportado aproximádamente 40 millones de abortos quirúrgicos en los Estados Unidos. Abortos quirúrgicos no reportados, y las pérdidas causadas por los anticonceptivos hormonales y los dispositivos intrauterinos, que no es posible contar, podrían exceder 100 millones durante este período.


No podemos ignorar a la anticoncepción como causa/estímulo/catalista del aborto, y no podemos ignorar el impacto que el control natal (la anticoncepción y el aborto – “frutos del mismo árbol”) tienen en nuestra sociedad. Continuar ignorando esos efectos es garantizar que el panorama no va a cambiar.

Cómo regresar

A pesar de la triste narrativa anterior, hay razones para tener esperanza.


1) Reconocer la causa de un problema es un paso esencial para resolver el problema. La anticoncepción causa el aborto, directa o indirectamente. Si es deseado impactar el aborto, es necesario impactar la anticoncepción.


2) Hemos aprendido que los niños, los jóvenes adultos y las parejas casadas deben ser instruidos en el arte de escoger y conservar relaciones amorosas. Esto es algo que ahora no sucede automáticamente, ni existe como antes el fuerte apoyo social. Esta educación positiva se puede encontrar en los programas maravillosos que promueven la castidad entre la gente joven y a través de individuos y organizaciones dedicados a promover la Planificación Natural de la Familia.


3) También sabemos que existe un “punto de presión” en la cultura de la muerte que puede causar que se derrumbe. La anticoncepción fue, y aún es, un experimento pseudo-médico de ingeniería social que ha fallado dramáticamente en cada aspecto posible: la salud de la mujer, la cohesión familiar, el bienestar de los niños, la posición social de la mujer, y en toda otra categoría en que sus promotores predijeron beneficios. Aún el muy cuestionable “beneficio” del control de la población fue solamente obtenido por medio de la esterilización masiva y el aborto combinados con la anticoncepción. [Nota del Editor: 2001 es el primer año desde 1970 que la tasa de partos entre las mujeres norte-americanas excede la tasa de reemplazo de la población de 2.2 hijos por mujer.]


El reto, pues, es en instruir a la población en cómo encontrar el mejor valor para sus vidas – el beneficio de rechazar la anticoncepción y aceptar a los niños como el regalo supremo del matrimonio que son. Podemos y debemos crear y usar los recursos necesarios para instruir a la gente soltera de como y por qué respetar su sexualidad, y cómo vivir sin las penas y carga de la falsa “libertad” sexual. También debemos proveer a las parejas casadas con los recursos que necesitan para escoger la aceptación a los hijos sobre la anticoncepción. Los medios de información pueden ser muchos: televisión, radio, películas, sermones en la iglesia, libros, folletos, cintas de audio y video, arte, etc. Cualquiera de estos vehículos puede comunicar la enorme ventaja de la vida casta sobre el caos sexual.


Los resultados serán impresionantes – matrimonios estables y satisfechos, bienestar económico para las familias, mujeres saludables, niños saludables y contentos, y vidas llenas de significado. Todo esto resulta directamente de estilos de vida en los que la conducta sexual apoya y mantiene la vida humana en lugar de atacarla. Este estilo de vida reconoce el propósito doble del sexo: vínculo afectivo y bebés, y satisface la gran necesidad del niño de tener dos padres vinculados y comprometidos de por vida. ¡Esto se puede realizar durante nuestra generación! La cultura de la muerte no tiene nada que ofrecer que se pueda comparar. ¡Todo lo que tenemos que hacer es propagar el mensaje!


Un Alma Más se compromete a encontrar o crear los mejores recursos para promover este mensaje. Díganos cómo podemos trabajar juntos.

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